El término ecosistema fue acuñado en 1930 por Roy clapham para designar el conjunto de componentes físicos y biológicos de un entorno. El ecólogo británico Arthur Tansley refinó más tarde el término, y lo describió como «El sistema completo, ... incluyendo no sólo el complejo de organismos, sino también todo el complejo de factores físicos que forman lo que llamamos medio ambiente. Tansley consideraba los ecosistemas no simplemente como unidades naturales sino como «aislamientos mentales» («mental isolates»). Tansley más adelante definió la extensión espacial de los ecosistemas mediante el término «ecotopo» («ecotope»).
Fundamental para el concepto de ecosistema es la idea de que los organismos vivos interactúan con cualquier otro elemento en su entorno local. Eugene Odum uno de los fundadores de la ecología, declaró: «Toda unidad que incluye todos los organismos (es decir: la "comunidad") en una zona determinada interactuando con el entorno físico de tal forma que un flujo de energía conduce a una estructura trófica claramente definida, diversidad biótica y ciclos de materiales (es decir, un intercambio de materiales entre las partes vivientes y no vivientes) dentro del sistema es un ecosistema».6 El concepto de ecosistema humano se basa en desmontar la dicotomía humano/naturaleza y en la premisa de que todas las especies están ecológicamente integradas unas con otras, así como con los componentes abióticos de su biotopo.
Clasificacion:
ECOSISTEMAS TERRESTRES
Bosque templado
Tipo de bosque que representa más o menos la mitad de la superficie forestal del planeta y cubre unos 1.400 millones de hectáreas. La mayor parte de los bosques templados, junto con los bosques boreales situados más al norte, se encuentran en Rusia, América del Norte y Europa, y hay áreas significativas en Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina, el norte de Asia, el norte de África y las costas de Suráfrica. Hay muchos tipos diferentes de bosques templados, incluyendo los de coníferas y bosques de hoja ancha, tanto perenne como caduca. Su biodiversidad suele ser inferior a la de los bosques tropicales, pero varía mucho. Ciertos bosques boreales contienen tan sólo cuatro o cinco especies de árboles, incluyendo varios tipos de picea (Picea) y abedul (Betula), mientras que la diversidad de los bosques templados húmedos se aproxima a la de los bosques tropicales. Otros grupos comunes de especies presentes en los bosques templados incluyen el roble (Quercus) y el haya (Fagus). Desde la más remota antigüedad, los seres humanos han utilizado los bosques templados para obtener leña, materiales de construcción, alimento, plantas medicinales y refugio; además constituyen un elemento común a muchas religiones, mitos y folclores.
Tras una larga historia de deforestación, que se remonta a tiempos prehistóricos, la superficie que ocupan los bosques de la zona templada del planeta está hoy estabilizada y, a través de los procesos de conservación y gestión forestal, incluso puede estar aumentando, al contrario de lo que ocurre con los bosques tropicales. No obstante, cantidad no significa calidad. Se siguen talando bosques templados naturales y seminaturales (llamados también bosques vírgenes) en todo el mundo, que son reemplazados por medios naturales (a través del proceso llamado sucesión) o, cada vez más, por plantaciones de árboles diseñadas con la producción maderera en mente. Si bien las plantaciones producen madera, aportan pocos de los beneficios ambientales y los bienes sociales derivados de los bosques naturales. Por ejemplo, sólo una pequeña proporción de las plantas y animales silvestres pueden vivir en las plantaciones, a menudo monocultivos de especies foráneas. La pérdida del bosque autóctono está poniendo en peligro la supervivencia de ciertas especies, como el búho moteado (Strix occidentalis) en Norteamérica y el pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos) en Escandinavia.
En términos de bosques naturales, las pérdidas en las regiones templadas han sido aún más dramáticas que en los bosques tropicales. En Europa occidental y Estados Unidos sólo queda un 1% del bosque original, y el resto es repoblado o bosque regenerado por medios naturales. Cuando se tala totalmente un bosque (es decir, cuando se cortan de una sola vez todos sus árboles), los árboles que vuelven a crecer en él son muy distintos de los originales. Hoy se debate el futuro de los bosques vírgenes en muchos lugares, incluyendo el noroeste de Estados Unidos; Columbia Británica, Alberta y Ontario en Canadá; y el norte de Laponia.
Bosque templado
Tipo de bosque que representa más o menos la mitad de la superficie forestal del planeta y cubre unos 1.400 millones de hectáreas. La mayor parte de los bosques templados, junto con los bosques boreales situados más al norte, se encuentran en Rusia, América del Norte y Europa, y hay áreas significativas en Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina, el norte de Asia, el norte de África y las costas de Suráfrica. Hay muchos tipos diferentes de bosques templados, incluyendo los de coníferas y bosques de hoja ancha, tanto perenne como caduca. Su biodiversidad suele ser inferior a la de los bosques tropicales, pero varía mucho. Ciertos bosques boreales contienen tan sólo cuatro o cinco especies de árboles, incluyendo varios tipos de picea (Picea) y abedul (Betula), mientras que la diversidad de los bosques templados húmedos se aproxima a la de los bosques tropicales. Otros grupos comunes de especies presentes en los bosques templados incluyen el roble (Quercus) y el haya (Fagus). Desde la más remota antigüedad, los seres humanos han utilizado los bosques templados para obtener leña, materiales de construcción, alimento, plantas medicinales y refugio; además constituyen un elemento común a muchas religiones, mitos y folclores.
Tras una larga historia de deforestación, que se remonta a tiempos prehistóricos, la superficie que ocupan los bosques de la zona templada del planeta está hoy estabilizada y, a través de los procesos de conservación y gestión forestal, incluso puede estar aumentando, al contrario de lo que ocurre con los bosques tropicales. No obstante, cantidad no significa calidad. Se siguen talando bosques templados naturales y seminaturales (llamados también bosques vírgenes) en todo el mundo, que son reemplazados por medios naturales (a través del proceso llamado sucesión) o, cada vez más, por plantaciones de árboles diseñadas con la producción maderera en mente. Si bien las plantaciones producen madera, aportan pocos de los beneficios ambientales y los bienes sociales derivados de los bosques naturales. Por ejemplo, sólo una pequeña proporción de las plantas y animales silvestres pueden vivir en las plantaciones, a menudo monocultivos de especies foráneas. La pérdida del bosque autóctono está poniendo en peligro la supervivencia de ciertas especies, como el búho moteado (Strix occidentalis) en Norteamérica y el pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos) en Escandinavia.
En términos de bosques naturales, las pérdidas en las regiones templadas han sido aún más dramáticas que en los bosques tropicales. En Europa occidental y Estados Unidos sólo queda un 1% del bosque original, y el resto es repoblado o bosque regenerado por medios naturales. Cuando se tala totalmente un bosque (es decir, cuando se cortan de una sola vez todos sus árboles), los árboles que vuelven a crecer en él son muy distintos de los originales. Hoy se debate el futuro de los bosques vírgenes en muchos lugares, incluyendo el noroeste de Estados Unidos; Columbia Británica, Alberta y Ontario en Canadá; y el norte de Laponia.
Tundra
Terreno abierto y llano que ocupa la mayor parte de la tierra que se extiende entre el límite septentrional del bosque y las regiones polares de hielo y nieves perpetuas. La superficie presenta un aspecto pedregoso o pantanoso, y la vegetación dominante se compone de ciperáceas, ericáceas, musgos y líquenes, así como, en algunas zonas más restringidas, sauces del Ártico. En las montañas de la zona templada aparece un tipo de planicie parecida, por encima del límite altitudinal de los árboles, a la que se denomina tundra alpina. En la región antártica también existen algunas zonas de tundra.
CLIMA Y FORMACIÓN DEL PAISAJE
El clima de la tundra se caracteriza por sus duros inviernos, bajas temperaturas, escasas precipitaciones de lluvia o nieve y veranos cortos. Por ejemplo, la media mensual de las temperaturas en la Tierra de Baffin oscila entre los 7 °C y los -31 °C y la media anual es de -12 °C. En el interior de los continentes las temperaturas tienden a extremarse, por lo que no hay variación en las medias anuales. El permafrost —suelo permanentemente helado— cobra especial importancia en la tundra ártica. La superficie de estos suelos se descongela en verano hasta profundidades variables. La combinación de suelo helado y superficies llanas de la tundra impide el drenaje del agua, que se estanca en la superficie o satura la capa superior del terreno. Se forman lagunas y ciénagas que proporcionan humedad a las plantas, lo que compensa las escasas precipitaciones.
Las periódicas congelaciones y deshielos del terreno en los lugares mejor drenados producen grietas regulares en el suelo que forman polígonos. Donde el drenaje es peor aparecen formas rugosas, irregulares, con montículos, nódulos congelados y cordones de tierra. En verano, el deshielo de las laderas puede provocar que los suelos se deslicen y se produzcan aterrazamientos originados por solifluxión o corrimientos de tierra. Todos estos modelos descritos para la tundra ártica aparecen en menor escala en la tundra alpina. También es común el paisaje de roca pelada cubierta de líquenes al que se llama páramo. Estas formas de relieve propician una serie de pequeños hábitats que dan variedad al paisaje de la tundra.
VIDA VEGETAL
El número de especies vegetales de la tundra es pequeño y su crecimiento escaso. El periodo vegetativo de las plantas es corto y se suelen reproducir asexualmente, por división o por yemas, en vez de hacerlo por polinización.
La vegetación típica del Ártico la componen hierbas ciperáceas y arbustos enanos de la familia de las ericáceas, junto con asociaciones de musgos y líquenes. Estas comunidades vegetales están adaptadas a los fuertes vientos y a las alteraciones producidas por el hielo en los suelos. Todas pueden realizar la fotosíntesis a bajas temperaturas y con poca intensidad de luz durante los largos periodos de luz diurna de la tundra.
Las comunidades vegetales de montaña están integradas por plantas enmarañadas que no se dan en el Ártico. Estas plantas se adaptan a los vientos racheados, las fuertes nevadas y las grandes fluctuaciones térmicas. Realizan la fotosíntesis bajo una luz muy intensa durante los cortos periodos de luz solar.
VIDA ANIMAL
Las especies salvajes que viven próximas al polo norte son las mismas o muy parecidas en todo el mundo. Al mismo tiempo, la dureza de este difícil ambiente limita la variedad de vida animal que aparece. Los grandes rumiantes más habituales agrupan al buey almizclero, al caribú y al reno, que se alimentan de hierbas como las juncias, líquenes y sauces. La liebre ártica o conejo de las nieves y el lemming se alimentan también de especies herbáceas. Como depredadores aparecen el lobo, el zorro ártico y el búho de las nieves. También se ven osos polares y, en ocasiones, osos pardos. Durante el verano, muchas aves anidan entre los matorrales de la tundra y se desplazan hacia climas más cálidos antes de que llegue el invierno. Los invertebrados no son habituales, a excepción de ciertos insectos como la mosca y el mosquito. Entre los animales de montaña destacan el rebeco blanco, el muflón de las Rocosas, la liebre silvadora, la marmota y la perdiz nival. Aunque en este hábitat no abundan las moscas, sí las mariposas, escarabajos y saltamontes.
Carnero de Dall El carnero de Dall, emparentado con el buey almizclero y con el rebeco blanco, habita en las regiones rocosas de la tundra alpina y ártica de Alaska y del Territorio del Yukón. El pelaje del carnero de Dall varía del blanco al negro o gris dependiendo de las subespecies.Oxford Scientific Films/Alan C. Lane
El ecosistema de la tundra es muy sensible a cualquier alteración y su capacidad de recuperarse muy limitada. La destrucción de su cubierta vegetal provoca que el permafrost del suelo se descongele y sature de agua el terreno con la consiguiente pérdida de suelos. La vida animal es particularmente sensible a la destrucción de su entorno, viéndose afectada directamente por la caza excesiva, que puede conducir a la extinción de cualquier especie animal o vegetal de esta frágil e interdependiente comunidad biológica.
Las sabanas
Saba a, pradera tropical poblada de arbustos y árboles dispersos de varios tamaños. La aparición de la sabana podría deberse a las características del suelo, a fuegos periódicos provocados por rayos o por la acción humana, y a la influencia del clima.
Que aparecen por razones climáticas, como las del oeste y suroeste de África, se desarrollan en regiones con estaciones húmeda y seca bien marcadas y una precipitación media anual entre 100 y 400 mm. Estas sabanas van desde el bosque abierto con piso bajo herbáceo hasta las auténticas sabanas, dominadas por las gramíneas. Cuando las precipitaciones oscilan entre los 100 y los 200 mm anuales sólo las gramíneas pueden resistir la estación seca. Cuando la precipitación alcanza los 300 mm el suelo retiene humedad suficiente para mantener arbustos. Si la lluvia caída supera los 300 mm anuales es posible el desarrollo de árboles aislados. Cuando se superan los 400 mm hay suficiente humedad durante la estación seca como para que los árboles crezcan con mayor profusión, hasta formar un dosel que da sombra a la pradera.
En regiones de pluviosidad más elevada, como el este de África, la vegetación de sabana se mantiene debido a los incendios periódicos. La combustión de la hierba seca al final de la estación de las lluvias quema la vegetación boscosa. Esto detiene la expansión de árboles y arbustos y estimula el crecimiento de las gramíneas. El intenso apacentamiento de mamíferos como el ñu o la cebra influye también en estas sabanas. Si los animales son muy abundantes pueden reducir la vegetación hasta el punto de eliminar la cubierta herbácea; entonces, la vegetación leñosa se incrementa, dando como resultado un terreno arbolado. Este crecimiento de las plantas leñosas puede verse reducido, a su vez, por la existencia de animales de gran porte como los elefantes.
Entre las sabanas que vienen determinadas por sus suelos se encuentran Los Llanos de Venezuela y el cerrado de Brasil. Estos últimos se caracterizan por unos suelos cubiertos por una dura costra, formada por óxidos de hierro. Las gramíneas crecen en el suelo que se forma sobre esta costra, y las raíces de los árboles aprovechan las fracturas de la misma para alcanzar el agua del subsuelo.
Estepa
Paraje llano y muy extenso que carece casi por completo de vegetación arbórea. El término estepa, en sentido estricto, tiene su origen en la palabra rusa stepj (traducido como desierto, en el sentido de no cultivado ni arbolado) con la que se nombran las praderas de gramíneas de la zona templada de Rusia y de la Europa del Este. Ahora bien, resulta realmente difícil recoger todas las acepciones de este término, ya que se ha aplicado de forma generalizada a numerosos tipos de formaciones vegetales desde el punto de vista geobotánico, a diferentes fisiografías desde el punto de vista geográfico y a otros tantos lugares desde un punto de vista zoológico. Lo cierto es que, en sentido amplio, las estepas se distribuyen por todo el globo bajo diferentes macroclimas y sus ejemplos más representativos son las zonas esteparias de la antigua Unión Soviética, las praderas y llanuras de EEUU, las pampas sudamericanas y el veld de Suráfrica. Estos lugares se caracterizan por poseer una gran diversidad florística, donde dominan las gramíneas, y unos suelos profundos, negros (chernozem), que carecen del horizonte arcilloso de acumulación, de extraordinaria fertilidad, por lo que desde hace mucho tiempo sustentan grandes cabañas ganaderas.
Desde el punto de vista geobotánico, la estepa pertenece al bioclima semiárido, frontera entre el desierto y las zonas con vegetación arbolada. En este clima continental aumenta la amplitud térmica: los veranos son más calurosos y los inviernos mucho más fríos, y la temperatura media anual desciende. Al mismo tiempo las precipitaciones anuales disminuyen y los veranos se vuelven cada vez más áridos. Entre la zona arbolada y la estepa genuina se suele encontrar una zona ecotónica llamada estepa arbolada, donde el factor dominante es la topografía. No sucede lo mismo en la sabana tropical, donde el factor dominante es el clima.
El desarrollo de una estepa genuina es el siguiente: tras la fusión de la nieve el suelo está húmedo y aumentan las temperaturas, desarrollándose una rica flora primaveral, con Pulsatilla patens, Carex humilis, Adonis vernalis e Hyacinthus leucophaeus. A mediados de mayo la estepa se viste de verde, floreciendo multitud de gramíneas, entre las cuales nacen otras plantas, como Lathyrus pannonicus e Iris aphylla, por ejemplo. A primeros de junio ya empiezan a dominar las gramíneas Stipa joannis, otras especies de este género y Bromus riparius. A finales de junio la estepa se vuelve blanca por las inflorescencias de Trifolium montanum, Chrysanthemum leucanthemum, Filipendula hexapetala y otras. Desde mediados de julio se empiezan a secar las plantas, aparecen las panículas azuladas de Delphinium litwinowi y más tarde los amentos pardo-rojizos de Veratrum nigrum. A partir de agosto la estepa aparece seca y permanece así hasta que llega la nieve.
Pradera
Ecosistema en el que las gramíneas, juncias y otras plantas de pastizal constituyen la vegetación dominante. Aunque en las praderas de las regiones templadas puedan existir más de 50 especies de plantas vasculares y en las praderas tropicales más de 200, en general, dos o tres especies de gramíneas son las que dominan más del 60% de la biomasa del terreno.
Las praderas pueden clasificarse como naturales, seminaturales y cultivadas. Las praderas naturales ocupan, o lo hicieron en otros tiempos, grandes áreas de masas continentales. Entre ellas se encuentran las praderas y llanuras de Norteamérica, las pampas y los páramos de Sudamérica, el veld de Suráfrica y las estepas euroasiáticas. Las praderas de la zona templada prosperan en lugares con una precipitación anual entre los 250 y los 750 mm, un alto grado de evaporación y sequías anuales y estacionales. La pradera tropical es típica de regiones con estaciones seca y húmeda bien diferenciadas. En la periferia de estas regiones climáticas, el fuego es un factor importante para la conservación de las praderas, al impedir el asentamiento de bosques en regiones húmedas y de matorral desértico en regiones semiáridas.
Las praderas seminaturales aparecen en lugares con suficiente humedad como para permitir la subsistencia del bosque. También llamadas praderas de transición, son el resultado de la deforestación y volverían a albergar árboles si no fueran objeto de quemas, siega o pasto. Las praderas cultivadas, como los campos de heno y los pastos, se introducen y conservan de forma artificial. En general, contienen una o dos especies de gramíneas, junto con alguna leguminosa, como el trébol o la alfalfa.
En su estado natural, las praderas albergaron y alimentaron una fauna muy variada. En Norteamérica, predominaban los herbívoros de gran tamaño como el bisonte, así como sus depredadores. Asociados con estos mamíferos, existían roedores herbívoros como los perritos de las praderas y los ratones, aves herbívoras, halcones, serpientes e insectos, sobre todo saltamontes.
Los suelos de las praderas son muy fértiles. La escasez de lluvias evita la disolución de los nutrientes de los suelos y la ausencia de la masa arbórea permite que la hierba produzca un mantillo de especial riqueza orgánica. En consecuencia, las praderas silvestres de las regiones templadas del hemisferio norte se dedicaron a cultivos como el maíz y el trigo. Los herbívoros autóctonos fueron sustituidos por ganado bovino y ovino y los grandes depredadores están extinguidos en la actualidad.
Desierto
Desierto, término aplicado a regiones áridas de la Tierra con escasez o carencia de precipitaciones, poca o nula vegetación y limitada ocupación humana. Tradicionalmente el término desierto alude a un área cuya precipitación media anual es inferior a 250 mm y donde, en la mayoría de los casos, la evaporación excede a la precipitación como resultado de una temperatura media alta. Debido a la falta de humedad en el suelo y en la atmósfera, los rayos del Sol inciden con fuerza. Las temperaturas durante el día pueden alcanzar los 55 °C a la sombra; durante la noche, el suelo del desierto irradia el calor a la atmósfera y las temperaturas pueden descender hasta el punto de congelación (como sucede en el Sahara).
En la actualidad, la palabra desierto también se aplica a las regiones de hielos y nieves perpetuas de las latitudes polares (Groenlandia); así como a las regiones de las latitudes medias del interior de los continentes con escasas precipitaciones (Gobi), así como a las regiones costeras comprendidas entre los 15º y 30º de latitud sometidas a la influencia de las corrientes marítimas frías y con unas temperaturas estivales frescas para su latitud (Atacama).
Los desiertos aparecen por una combinación de climas, rasgos geológicos y acción antrópica.
FORMACIÓN DEL PAISAJE
Las alineaciones montañosas influyen en el desarrollo de los desiertos por la creación de sombras pluviométricas. Cuando los vientos cargados de humedad pasan por encima de las laderas de barlovento se enfrían y pierden su humedad en forma de lluvia y nieve; por otro lado, el aire más cálido desciende por las laderas de sotavento evaporando la humedad del suelo. La Gran Cuenca, un desierto de Norteamérica, es resultado de la sombra pluviométrica que produce sierra Nevada.
El paisaje desértico es adusto, modelado por el viento y, paradójicamente, por el agua. Cuando ésta llega al desierto, el suelo, desprotegido de vegetación, se erosiona fácilmente. Los cañones se forman por donde el agua desciende de las colinas. Desde los angulosos y erosionados picos que forman las rocas más resistentes, los conos de deyección aluviales depositan grandes cantidades de materiales no consolidados como arenas, gravas y cantos angulosos en su base (denominados bajadas). Estas laderas se nivelan para formar cuencas bajas llamadas playas. Durante las escasas precipitaciones, las cuencas se llenan de agua. El agua de lluvia, al evaporarse, deja tras de sí una capa brillante de la sal disuelta en el suelo. Estos lagos salados son un rasgo común de algunos desiertos. En el Gran Lago Salado de Utah, vestigio de un antiguo mar interior alimentado por alguna entrada de agua dulce, la evaporación no es nunca completa, pero sí suficiente como para concentrar sal en el agua del lago.
Los vientos actúan como un chorro de arena sobre las piedras, formando figuras curiosas y constituyendo las dunas típicas de los desiertos arenosos, como el Sahara y varios desiertos de Norteamérica. Los montículos de arena formados por el viento pueden alcanzar alturas de más de 200 m en el Sahara y en los desiertos Arábigo e Iraní. En aquellos lugares donde los vientos son fuertes y la arena es relativamente escasa, como en el desierto de Atacama, las dunas pueden formar figuras que se mueven continuamente a través de la superficie desértica, así como crestas longitudinales, resultado de vientos que soplan en una sola dirección, o tener figura de estrella en regiones donde el viento sopla en todas direcciones.
ADAPTACIÓN VEGETAL
Las plantas han desarrollado formas de conservar y usar eficientemente el agua. Algunas plantas con flor viven como mucho unos días. Sus semillas permanecen en el suelo, algunas veces durante años, hasta que las precipitaciones las empapan y las hacen germinar y brotar rápidamente. Las plantas leñosas de los desiertos, o bien tienen largos sistemas de raíces que alcanzan fuentes profundas de agua, o bien han extendido raíces poco profundas que son capaces de captar rápidamente la humedad que el rocío y las lluvias ocasionales dejan en la superficie. Las plantas del desierto tienen normalmente las hojas pequeñas; esto permite que conserven el agua mediante la reducción del área por la que transpiran. Otras plantas pierden sus hojas periódicamente. El proceso de fotosíntesis, que se realiza principalmente a través de las hojas y mediante el cual la luz del Sol se convierte en energía almacenada, es realizado en el desierto por los tallos. Parte de las plantas del desierto son carnosas y guardan agua en sus hojas, tallos y raíces; las espinas, que son hojas modificadas, sirven para proteger el agua presente en su interior. Estas plantas pueden tomar y conservar dióxido de carbono sólo por las noches; durante el día sus estomas, o poros, están cerrados para evitar la evaporación. Las plantas desérticas que crecen en suelos salinos pueden concentrar sal en su savia y luego segregarla a través de sus hojas.
ADAPTACIÓN ANIMAL
Los pocos anfibios que existen entre los animales del desierto son capaces de estar largo tiempo en letargo durante los periodos secos. Cuando llegan las lluvias, maduran rápidamente, se aparean y ponen huevos. Muchos pájaros y roedores sólo se reproducen durante los periodos siguientes a las lluvias de invierno, época en la que se produce el crecimiento de la vegetación. Algunos roedores del desierto, como la rata canguro norteamericana y el jerbillo africano, se alimentan de semillas secas; sus procesos metabólicos son extremadamente eficaces para conservar y reciclar agua, y su orina está altamente concentrada. Varios mamíferos del desierto, como el camello, son capaces de soportar una deshidratación considerable. La mayoría de los reptiles y mamíferos son nocturnos y permanecen en madrigueras frescas o a la sombra durante el día. Algunos reptiles, como el lagarto cornudo, pueden controlar la producción de calor de su cuerpo, variando el ritmo de los latidos de su corazón y su metabolismo. Mamíferos como el órix, poseen la capacidad de hacer oscilar las temperaturas de sus cuerpos captando calor durante el día y liberándolo durante la noche.
SELVA
Con su múltiple variedad de especies vegetales y animales, las selvas tropicales son los biomas más productivos de la Tierra y los de mayor biodiversidad. Se caracterizan por temperaturas medias anuales de 25'C, abundantes precipitaciones, de hasta 4.500 milímetros por año, y su factor limitante es la luz.
Las selvas se extienden en forma discontinua sobre dilatados territorios; la presencia de montañas, mesetas, lagos, pantanos y ríos impide que cubra toda la zona ecuatorial. La selva virgen se ubica en América Central y del Sur, África Central y en Malasia e lndonesia. El paisaje es parecido en todas esas áreas, pero cada una de ellas tiene características propias.
El suelo, que proporciona agua y sales minerales es poco fértil en la selva, ya que la materia orgánica es rápidamente descompuesta por el calor y la humedad, y los nutrientes son lavados por las intensas lluvias. Además, permanece húmedo, ya que el follaje espeso absorbe casi toda la luz y no permite el paso de los rayos solares hacia el interior. La visibilidad alcanza unos 20 metros.
Una vegetación espesa
La vegetación dominante es arbórea, con ejemplares de 20 hasta 40 metros de altura. Contra lo que se cree, los árboles de troncos altos y sin ramas bajas integran un paisaje en el que es relativamente fácil desplazarse.
También abundan las plantas epífitas -que viven sobre otras-, las típicas enredaderas leñosas llamadas lianas, los helechos, los arbustos y otras infinitas especies. Prosperan incluso formas de vida pertenecientes al reino de los hongos, las protistas y las moneras. Al carecer de clima frío, las plantas conservan su follaje durante todo el año.
La mayor parte de la vegetación consiste en árboles de madera dura, con muy pocas plantas herbáceas.
Opuestamente a alguna zonas boscosas de Europa o de América del Norte, donde hay pocas especies arbóreas predominantes y a veces una sola (por ejemplo pinares o robledales), en la selva virgen prosperan unas cien especies distintas de árboles por hectárea. Suele haber dos niveles de altura, el superior, que alcanza a 30 y más metros, y el sotobosque, que llega hasta los 15 metros.
Las lianas, los helechos, las plantas con flores y ciertas algas y musgos pueden crecer en la selva, pero sólo en la zona de mayor altura, donde reciben suficiente luz.
ECOSISTEMAS ACUATICOS
Los ecosistemas acuáticos son aquellos en los que los animales y plantas viven o se relacionan con seres vivos en el agua. Dependiendo del tipo de agua podemos definir distintos tipos de hábitat acuáticos: de agua dulce y de agua salada. Si tomamos en cuenta otros factores abióticos, podremos subdividirlos:
Los distintos vegetales y animales de cada uno de ellos tiene características especiales que les permiten adaptarse a su hábitat
Existen diferentes ecosistemas acuáticos:
Los abiertos:ríos,estuarios y arroyos.Los cerrados: lagos,lagunas,charcas y humedales
Los oceánicos: que son los mares y océanos.
Estructura:
Los componentes abióticos y bióticos son los que determinan la estructura del ecosistema.
Reguladores abióticos.
Son conocidos como los factores limitantes que determinan la estructura del ecosistema. Estos son la temperatura, la luz existente, la lluvia, la disponibilidad de fósforo, nitrógeno y oxígeno.
Los factores abióticos son un conjunto complejo de interacciones que limitan el control de las actividades de los organismos, poblaciones y comunidades.
Reguladores bióticos.
Las afectaciones que una población puede provocar sobre un ecosistema es algo que los ecólogos han comenzado a comprender. En ciertos ecosistemas algunas especies, llamadas especies clave, cumplen un papel importante en la estructura de la comunidad.
Al sumar la estructura de un ecosistema se habla a veces de la estructura abstracta en la que las partes son las distintas clases de componentes, es decir, el biotopo y la biocenosis y los distintos tipos ecológicos de organismos (productores,descomponedores, predadores, etc.). Pero los ecosistemas tienen además una estructura física en la medida en que no son nunca totalmente homogéneos, sino que presentan partes, donde las condiciones son distintas y más o menos uniformes, o gradientes en alguna dirección.
ambiente ecológico aparece estructurado por interfases o límites más o menos definidos, llamados ecotonos, y por gradientes direccionales, llamadosecoclinas, de factores físicoquímicos del medio. Un ejemplo es el gradiente de humedad, temperatura e intensidad lumínica en el seno de un bosque, o el gradiente en cuanto a luz, temperatura y concentraciones de gases (por ejemplo O2) en un ecosistema léntico
Funcionamiento:
El funcionamiento de todos los ecosistemas es parecido. Todos necesitan una fuente de energía que, fluyendo a través de los distintos componentes del ecosistema, mantiene la vida y moviliza el agua, los minerales y otros componentes físicos del ecosistema. La fuente primera y principal de energía es el sol.
En el ecosistema la materia se recicla -en un ciclo cerrado- y la energía pasa fluye- generando organización en el sistema.
Al estudiar los ecosistemas interesa más el conocimiento de las relaciones entre los elementos, que el cómo son estos elementos. Los seres vivos concretos le interesan al ecólogo por la función que cumplen en el ecosistema, no en sí mismos como le pueden interesar al zoólogo o al botánico. Para el estudio del ecosistema es indiferente, en cierta forma, que el depredador sea un león o un tiburón. La función que cumplen en el flujo de energía y en el ciclo de los materiales son similares y es lo que interesa en ecología.
Los ecosistemas se estudian analizando las relaciones alimentarias, los ciclos de la materia y los flujos de energía.
a) Relaciones alimentarias.-
La vida necesita un aporte continuo de energía que llega a la Tierra desde el Sol y pasa de unos organismos a otros a través de la cadena trofica
Las redes de alimentación (reunión de todas las cadenas tróficas) comienzan en las plantas (productores) que captan la energía luminosa con su actividad fotosintética y la convierten en energía química almacenada en moléculas orgánicas. Las plantas son devoradas por otros seres vivos que forman el nivel trófico de los consumidores primarios (herbívoros).
La cadena alimentaria más corta estaría formada por los dos eslabones citados (ej.: elefantes alimentándose de la vegetación). Pero los herbívoros suelen ser presa, generalmente, de los carnívoros (depredadores) que son consumidores secundarios en el ecosistema. Ejemplos de cadenas alimentarias de tres eslabones serían:
hierba ß vaca ß hombre
algas ß krill ß ballena.
Las cadenas alimentarias suelen tener, como mucho, cuatro o cinco eslabones - seis constituyen ya un caso excepcional-. Ej. de cadena larga sería:
algas ß rotíferos ß tardigrados ß nemátodos ß musaraña ß autillo
b) Ciclos de la materia.-
Los elementos químicos que forman los seres vivos (oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, azufre y fósforo, etc.) van pasando de unos niveles tróficos a otros. Las plantas los recogen del suelo o de la atmósfera y los convierten en moléculas orgánicas (glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos).
Los animales los toman de las plantas o de otros animales. Después los van devolviendo a la tierra, la atmósfera o las aguas por la respiración, las heces o la descomposición de los cadáveres, cuando mueren. De esta forma encontramos en todo ecosistema unos ciclos del oxígeno, el carbono, hidrógeno, nitrógeno, etc. cuyo estudio es esencial para conocer su funcionamiento.
c)Flujo de energía
El ecosistema se mantiene en funcionamiento gracias al flujo de energía que va pasando de un nivel al siguiente. La energía fluye a través de la cadena alimentaria sólo en una dirección: va siempre desde el sol, a través de los productores a los descomponedores.
La energía entra en el ecosistema en forma de energía luminosa y sale en forma de energía calorífica que ya no puede reutilizarse para mantener otro ecosistema en funcionamiento. Por esto no es posible un ciclo de la energía similar al de los elementos químicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario